La Sra. Consuelo Valdés Ch., ministra de las culturas, las artes y el patrimonio ha transparentado su posición con nuestro sector, dejando ver que la inversión en cultura es prescindible en favor de “las necesidades de los ciudadanos” (El Mostrador, 3/11/2020). De ellos se puede colegir que los trabajadores culturales no somos ciudadanos, y que el sector debe dejar de reclamar porque no están los tiempos para la cultura.
En el actual momento social, político y cultural que vive Chile, en una búsqueda manifiesta de transformaciones en pos de dignidad, justicia y equidad, así como de plena vigencia de los Derechos Humanos, el país necesita de una autoridad de cultura que recoja, interprete y contribuya a cumplir tales demandas y necesidades. Es fundamental que esta autoridad comprenda que cada peso que se invierte en cultura es una inversión para el país; es indispensable que favorezca cambios estructurales para abordar desafíos estructurales. Necesitamos una ministra que exija recursos para cultura, no en desmedro de las necesidades de los ciudadanos porque esta es una de ellas, sino como medida de mínima justicia frente a los presupuestos de las FFAA, por ejemplo. Si la ministra de las culturas no comprende que su cartera tiene como colaboradores de sus políticas a un sector precarizado que debe ser valorado y defendido con fuerza, entonces la distancia entre una y otros es insalvable.
Desde el punto de vista del mandato de la Ley del Ministerio, no defender la materia de su cartera es un abandono de deberes y una señal desalentadora en medio de las difíciles negociaciones presupuestarias en el Congreso Nacional.
Como gestoras y gestores culturales consideramos de extrema gravedad que
la Ministra Valdés conduzca a la opinión pública a pensar que no detentamos la categoría de ciudadanos. Nuestro gremio y un gran número de gremios de las artes y de las culturas estamos promoviendo una amplia discusión sobre la necesaria incorporación de los derechos culturales en la nueva constitución, asumiendo que estos derechos competen a todos y todas, así como los derechos sociales, los económicos, los ambientales y por supuesto los Derechos Humanos. Es de suyo esperable que contemos en este proceso con una autoridad que comparta estas convicciones. Desde nuestra perspectiva la Ministra Valdés debe renunciar, de lo contrario en el año que resta de su gobierno sólo contribuirá a profundizar la irrelevancia en la que ha dejado caer el desarrollo cultural de Chile.
Adcultura hace pública la solicitud de renuncia a la ministra Valdés.