La Asociación Gremial de Gestores Culturales de Chile (AdCultura) rechaza enérgicamente el cierre del Ministerio de Cultura en Brasil para pasar a formar parte del Ministerio de Educación, una de las primeras medidas adoptadas contra la recesión por el presidente interino Michel Temer. Coincidimos absolutamente en que se trata de un “grave retroceso”, tal como la han calificado un gran número de artistas e intelectuales de ese país en una carta en la que piden echar pie atrás a la decisión.
Como gestores culturales y, por lo tanto, articuladores entre los distintos agentes del sector cultural, solidarizamos sinceramente en estos momentos con nuestros pares brasileros, así como también con sus artistas e intelectuales, que ven ahora cómo tambalean sus fuentes de trabajo y cómo se aleja la estabilidad que tanto necesita, precisamente, el trabajo artístico y cultural.
Esta medida desconoce el contundente trabajo que ha desarrollado este ministerio, fundado en 1985 bajo la presidencia de José Sarney y que, con ministros como Francisco Weffort, Gilberto Gil y Juca Ferreira – quien estaba al mando de la cartera hasta hace unos pocos días y por segunda vez – ha liderado las políticas culturales incluso a nivel regional durante sus más de 30 años de historia (salvo entre los años 1990 y 1992, cuando también estuvo “cerrado” por mandato de Fernando Collor de Mello).
Atentar contra la institucionalidad cultural de un país en señal de austeridad no solamente es una medida inútil – los presupuestos en cultura no suelen ser los más abultados -, sino que, principalmente, es muestra de que la Cultura aún no logra ser percibida, a nivel político y económico, como un derecho social y un elemento central del desarrollo.
Ello, porque la Cultura es mucho más que el desarrollo – o no – del sector artístico y sus beneficios son infinitamente mayores a los ahorros que pudiere producir su recorte. Genera cohesión social, identidad, marca país, participación ciudadana, y es un agente de innovación, creación, emprendimiento y empleabilidad, por lo que, como ha dicho el propio Ferreira, el último Ministro de Cultura de Brasil, la Cultura es para un país su “marca en el mundo”.
Justo cuando en Chile nos enfrentamos al proceso de creación de un nuevo Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio para reemplazar a nuestro actual Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, lo sucedido en Brasil nos debe enseñar que, más allá de la propia figura institucional, lo más relevante es alcanzar por fin ese consenso transversal y definitivo sobre la importancia de la Cultura y su peso en el quehacer de una sociedad.
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