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Por Felipe Mella, Director Ejecutivo de Balmaceda Arte Joven y miembro de Ad Cultura.

El desarrollo del arte y la cultura no sólo se mide a través del número de espectáculos sino también por la calidad de vida de sus cultores. El área de la cultura sigue siendo la más precaria de todas en el desarrollo país.

El estudio “El escenario del Trabajador Cultural en Chile” del Observatorio de Políticas Culturales habla de la invisivilización del aporte de las actividades culturales a la economía nacional. Un ejemplo: la ausencia de trabajadores culturales dentro de las actividades laborales y económicas del SII, producto de la “informalidad y precariedad en la que se desarrolla el trabajo artístico y cultural en el país, con una fuerte desprotección social y laboral”.

El mismo revela que “Los ámbitos formativos en Chile tampoco presentan condiciones auspiciosas, sobre todo en lo referido a la formación temprana que algunas disciplinas requieren. Las escuelas artísticas no logran cubrir el territorio nacional, ni abarcan todas las disciplinas artísticas.

Su financiamiento no es regular sino que depende de fondos concursables y el proceso de implementación de sus bases curriculares no se ha completado desde 2007″.

La precarización del mundo artístico no es sólo tema de recursos, sino de decisiones políticas que piden no sólo hablar de la cantidad de espectáculos sino de la formación de nuevas audiencias y el desarrollo profesional de los artistas.

El gobierno de Piñera redujo más del 50% del presupuesto del Estado para nuestra institución. Este año, aprobado el presupuesto 2015, instituciones como la nuestra obtienen un incremento como una forma de puesta al día con la cultura. No obstante, ese incremento sigue siendo menor, ya que el presupuesto de cultura sólo representa el 0,4% del total del Estado, desde 2013.

Las problemáticas de los trabajadores de la cultura no sólo pasan por los recursos sino también por una gran cuota de voluntad política. Esa voluntad es la que se necesita para fomentar la educación artística y hacer más sustentable los proyectos de vida de los trabajadores de la cultura en nuestro país a largo plazo.

Fuente: La Segunda / 20-12-14

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